martes, 8 de mayo de 2012

Alimentación del mexicano Prehistórico

Cuando los españoles llegaron a las tierras del Altiplano Mexicano encontraron una extraña y fabulosa civilización, pronto descubrieron, para su mayor placer, que una de las mayores glorias de esta civilización era su comida. El mercado de la gran Tenochtitlan fue descrito como el mayor del mundo, conocido en ese entonces. Los olores, colores y productos eran totalmente extraños y desconocidos, pero no por ello una delicia. 
   La sofisticada cocina que encontraron los españoles era ya el claro fruto de muchos siglos de practica culinaria además del perfeccionamiento en el cultivo y crianza de muchos de sus alimentos. Prueba inequívoca de esta diversidad y abundancia son las descripciones de los cronistas respecto a los banquetes del  Sr. Moctezuma. 
   La gente del pueblo, sin embargo, no gozaba de tantos alimentos y su dieta consistía principalmente de maíz, fríjol y chile (como hasta ahora) completaban su manutención con caza, pesca y recolección. 

ALIMENTACIÓN DEL MEXICANO PREHISTÓRICO 

800 años a. C., existen indicios de que el indígena se alimentaba de aquellos animales que cazaba: 
                                            - Perros                      - Venados
                                            - Guajolotes                - Conejos 
Sin embargo ya se cultivaban algunas verduras y quelites (verdolagas). 
Los indicios de los años 7000 a. C., indican que fueron desapareciendo los grandes animales, mamut, antílopes y camélidos. 
Los primeros vestigios de fríjol cultivado son del  3 500 AC., así como el uso de la semilla de calabaza.
El chile y el tomate verde ya se cultivaban,  y durante el milenio siguiente se incluyeron en la dieta el maguey  y la yuca, el nopal y sus tunas, la guayaba, los huanzontles, zapote negro y blanco, xoconoztle, pitahayas y jiotilla. 
El maíz apareció más tarde (en su forma cultivada). La variedad de productos de caza, pesca y recolección se fue ampliando. 
                             Venado                                               Nutrias                           Tepezcuintles
                             Cerdo montés (coyametl)                    Tlacuaches                     osos
                             Conejos y liebres            
AVES:                  Pavos, faisanes, palomas y codornices
                             Patos, chachalacas, perdices y tórtolas. 
ESTANQUES Y LAGUNAS:      Ranas, culebras, tortugas, lagartos y  manatíes.                                                               Charales, pescado blanco, peje lagarto 
EN EL GOLFO:  Pámpano, pargo, huachinango, y besugos. 
FRUTAS:                                  Piña, mamey, chirimoya, guanábanas y anonas, plátanos, aguacates, zapotes, tecojotes, capulines, ciruelas, nances, papaya, jícama y cacahuates.
   A veces la carne se sustituía con gusanos e insectos, como los del maguey, los jumiles, los pececillos de lago o charales, la hueva del mosco de los lagos (aguacle) y muchas  hierbas silvestres, quintoniles o quelites, tesquites y otras.
UTENSILIOS Y FORMAS DE COCINAR: 
·         METATE: Piedra volcánica porosa. Sirve para moler maíz y chiles. 
·         MOLCAJETE: Moler productos blandos. (Ambos se curan con sal gruesa y maíz.) 
·         COMAL: Disco de barro cocido para cocer tortillas. 
·         COMITALLI: Olla de barro para los tamales
-          Funciones de vaporera.
-          En el fondo olotes o carrizos  para servir de rejilla. 
·         MOLINILLO: 
·         CUCHARAS DE MADERA: 
·         FILTRO PIEDRA P/AGUA: 
·         Jícaras y otras vasijas y cucharones hechos de cáscaras y/o conchas. 
·         Cestas y canastas  elaboradas con fibras vegetales ( carrizos) 
·         Sopladores fuego. 
·         Cuchillos de piedra y obsidiana.
FORMAS DE COCINAR:       
·         Vapor
·         Guisado
·         Horneado  (bajo tierra)
·         Rostizados. 
   Nótese que no se manejaba la fritura, aun cuando se conocía el aceite de cacahuate, alegría, amaranto, girasol, y también las grasas que soltaban los animales.


16 comentarios:

  1. PUEBLO HEBREO

    Como alimentos simbólicos encontramos: el pan y el vino.
    Los israelitas cultivaban el olivo, la vid y cereales como el centeno y la cebada.
    El agua no era potable por lo que la leche, cuajada y agria, ocupaba un papel muy importante.
    Las hortalizas eran fundamentales y variadas: cogombros, melones, puerros, cebollas y ajos.
    Las uvas se comían frescas o como pasas, los higos eran el alimento primordial de los soldados (secos o como pan).
    Usaban especias como el coriandro y el comino negro para aderezar guisos.
    La carne se consumía, en general, en fiestas y provenía del cordero o la cabra. La carne del buey y los animales engordados se reservaba para las grandes fiestas que sólo estaba al alcance de los ricos.
    El vino era accesible a todos y lo bebían puro.

    Método de cocción utilizado: hervido.
    Conocemos su forma de alimentarse por los relatos de la Biblia.
    En los templos no sólo se oraba sino que también se comía.
    La leche la mantenían en un saco llamado obre que era el estómago de la cabra.
    De forma accidental, por el batido de la leche contenida en la obre, conocieron la manteca.
    La religión hebrea era muy estricta con respecto a los alimentos que se podían consumir. Se podían comer bueyes, terneras, cabras y corderos. De los peces se podían comer aquellos que tuviesen escamas.

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    1. El pueblo hebreo tenía una alimentación bastante monótona y basada en los productos que les daba la tierra, sin muchos refinamientos y curiosamente no uniforme en su desarrollo, pues dependiendo de las tribus, así era la alimentación.
      La alimentación básica estaba compuesta por grano para el pan que podía ser de trigo, avena, cebada o cualquier otro parecido, el cual se molía a mano o en almirez; al polvo o harina se le añadía agua, sal y casi nunca levadura y con ello hacían un pan cenceño o ácimo. También existía un tipo de pan hecho con grano que se soasaba o tostaba, para que no se rompiera, y que era el utilizado en las marchas, viajes o expediciones militares. La elaboración del pan se hacía, según descubrimientos arqueológicos, poniendo la masa sobre piedras calentadas y cubiertas de ceniza para que conservara el calor, lo que sin duda le daba un aspecto desagradable. Otro método de cocción era el aplicar la masa a unos jarros de barro con orificios que en su interior tenían las brasas. El mismo método se seguía para preparar dulces, que si no eran fritos en aceite de oliva, se cocían y se aderezaban con miel, se desconocía la existencia del azúcar, y se salpicaban de semillas aromáticas.

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    2. La dieta carnívora era muy estricta y estaba sometida a generalidades que en el día de hoy nos puede parecer excesiva en algunos casos y exótica en otros y es en el reinado de Moisés donde se hace precisa y contundente. Los animales se clasifican en puros e impuros según signos externos, de hecho entre los impuros estaban todos aquellos cuadrúpedos que no tenían pezuña hendida o no rumiaban o ambas cosas, como era el camello, que por contra era el alimento de los árabes, el conejo, la liebre y sobre todo el cerdo, con lo cual se perdieron el comer el maravilloso jamón, las morcillas o los chorizos, pero es cierto que esto tenía una explicación puramente profiláctica, en concreto en la carne de cerdo, evitando enfermedades terribles como era la triquinosis. Las aves tenían también sus exclusiones, por ejemplo no se podían comer aves de rapiña o carroñeras como eran el águila, el quebrantahuesos, el halcón, el cuervo, el avestruz, el búho, la lechuza, la gaviota, el gavilán, el mochuelo, el ibis, el pelícano, el cisne, la garza, la abubilla, el murciélago y el milano, en definitiva, y salvo excepciones, lo que por naturaleza nadie come, también es verdad que el pueblo judío no era muy aficionado a la caza como tampoco lo fue a la pesca y eso no le era de importancia.
      En la pesca eran animales impuros aquellos que carecían de aletas y escamas y de nuevo vemos como se privaban de un regalo para el paladar como era el poder saborear los crustáceos, los pulpos o las anguilas, todo un lujo para un buen degustador de alimentos, así mismo en ese grupo estaban los cetáceos.
      En el grupo de los insectos eran impuros todos ellos salvo los provistos de patas traseras largas como son los saltamontes y las langostas, de hecho fueron el alimento de Jesucristo en la cuarentena que pasó en el desierto, alimento que al gusto occidental nos puede parecer asqueroso pero que dicen, aquellos que lo han probado, que su sabor es muy parecido al del marisco.
      Existe otro grupo de animales impuros y son aquellos que se arrastran por la tierra o aquellos que tienen las patas tan cortas que lo parecen, de esta forma quedaban excluidas las serpientes, la tortuga, la comadreja, el cocodrilo, la rata, el camaleón, la salamandra, la lagartija y el topo entre otros.

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    3. Para terminar hemos de decir, que posteriormente se añadió a la lista, por no conocerlos en aquella época, los animales que poyan la planta del pie o plantígrados, como puede ser el oso.
      Pero no todo termina ahí, en la alimentación se debían abstener de comer sangre, no se podía comer carne con sangre o derramarla en sacrificio de los dioses, sólo podía verterse sobre el altar de Yahweh.
      La carne no se hervía y sólo se tomaba asada por lo que deducimos que no tenían que tomar mucho caldo y sopas, lo cual nos hace afirmarnos en la idea de que su dieta tan sobria dice poco de ellos en el terreno gastronómico. Estaba prohibido comer guiso de cabrito hecho en la leche de la madre como los hacían sus enemigos cananeos.
      Debido a la escasez de agua, o al mal sabor de esta, se tiene constancia que tomaban mucha leche tanto de cabra como de oveja pero debido a las altas temperaturas a las pocas horas se agriaba por lo que también se especula con la idea de que tomaban quesos y requesones, descartando las mantequillas que se licuaban a causa del calor.

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    4. Ahora llegamos a la bebida estrella entre todas, el vino, tanto como elemento que acompaña a las comidas como elemento aglutinador en las reuniones, en los festines mortuorios e incluso en los actos religiosos, de hecho en la iglesia moderna se utiliza como representación de la sangre de Jesucristo. El primer hombre que la Biblia nos presenta como inventor del vino, y por ende el primer borracho, es Noé y curiosamente nunca se vio como pecado el beber en exceso aunque se aconsejaba ser moderado en su ingestión, de hecho la Biblia nos cuenta muchas borracheras y actos deleznables como consecuencia de ellas pero en ningún lugar se hace una liga antialcohólica. Sólo existen dos pueblos judaicos que se abstenían de beber, los rekabitas y los nazireos, estos últimos lo hacían por voto el cual podía ser temporal.
      Tan buenos vinateros eran los judíos que sus caldos eran famosos en Mesopotamia, la actual y destruida por las hordas salvajes de occidente Irak, de hecho se han encontrado tabillas escritas en letra cuneiforme de la Biblioteca de Asurbanipal, seguramente en estos momentos robadas o destruidas, una relación de las diez clases de vino, entre ellos estaba el elaborado en Helbón, próximo a Damasco, y bien conocido por Ezequiel. En el Antiguo Testamento se citan como los mejores los hechos en Heshbón, Sibmah, Elaleh, Helbón, el 'vino real' y el del Líbano.

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    1. EDAD MEDIA
      (desde la caída del Imperio Romano de Occidente hasta la caída de Constantinopla).

      El pavo real era el plato que el emperador prefería y debía ser servido por una dama porque no se consideraba a los criados con derecho a tocar el gran manjar.

      Se comía mucho asno joven. Se rellenaba de aceitunas verdes, pajaritos y trufas enteras y luego se asaba al espetón.

      La cocina del cerdo fue popular en la Germania medieval. Los maestros salchicheros gozaban de un rango artesano.

      A partir del S XIII Europa entra en un período que luego fue llamado: Europa de los carnívoros, considerado el prólogo del Renacimiento.

      Había comida para todos. Los empleados artesanos comían cuatro platos servidos por sus patrones: una sopa, dos platos de carne y uno de legumbres.

      A diferencia de los campesinos, los ricos burgueses y los grandes señores eran más carnívoros. A demás de cerdos consumían gallinas, ocas, grullas, ciervos, jabalíes y corzos.

      Se consumían mucho los frutos secos como las almendras, las pasas, los piñones, las nueces, las avellanas y los higos.

      Las especias importadas: la pimienta (que sirvió de moneda en épocas de sistema monetario incierto), el jengibre, el clavo de olor, la nuez moscada, la canela, la mostaza y el azafrán, las otras especias y hierbas aromáticas como el orégano, el tomillo y la albahaca eran considerados cosa de pobres.

      Utencilios.

      Carlomagno fue el primer rey cristiano que sentó a las mujeres a la mesa.

      El pueblo utilizaba vajilla esmaltada toscamente, platos de tierra cocida y de madera.

      Los burgueses utilizaban el estaño pero al Gran Señor le gustaba la vajilla de oro y plata. Se comía con las manos y el cuchillo. Luego se extiende el uso de la cuchara y de los palillos.

      Los invitados llevan una servilleta personal para proteger la ropa. El mantel juega un papel muy importante: comer en el mismo mantel significaba igualdad de condiciones. El tenedor fue un aporte a la cultura de los venecianos aunque durante mucho tiempo no se utilizó y fue considerado: afeminado, demoníaco o tan sólo una curiosidad.

      Se trabajó con el bronce y otros metales. Se inventó el tamiz, coladores con asas, tarteras, ganchos para colgar alimentos, ralladores de queso y nuez moscada y la parrilla.

      Desarrollo Técnico.

      Cuando cae el imperio romano se empobrece la cocina europea. La cara contraria a Carlo Magno y la reivindicación de los banquetes romanos era la hambruna que pasaban los campesinos y la servidumbre.

      Se destacan los caldos y salsas muy condimentadas que acompañaban platos con las carnes y pescados más variados. Los cocineros emplean lo que tienen a mano: las plantas aromáticas y las especias de la gente humilde: cebolla, chalote y ajo.

      Marco Polo, en el S XIII, trae la pasta desde China. De las Cruzadas, de Asia Menor y fundamentalmente de Persia e India, vienen las especias más caras y nuevos métodos de guisar que desde España se difunden por toda Europa.

      Durante la cuaresma los cocineros se esfuerzan por realizar los platos más variados con pescados.

      Un plato típico de la edad media es el manjar blanco. El pueblo lo hacía con una base de arroz, miel y leche. La realeza con gallina desmenuzada y cocida por hervor a fuego lento y cacerola tapada hasta que se deshaga en hebras. Se condimentaba con varias especias.

      En los monasterios se preparaban platos agridulces de mermeladas con carnes. Se bebían vinos, cerveza e hidromiel especiada. Se sirven las aves vestidas, es decir: con su plumaje como si estuvieran vivas.

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  3. PUEBLO GRIEGO.

    Materias primas: Egis (uno de los 7 cocineros legendarios de Grecia) llevó a la cocina aristocrática la cocción del pescado aunque tardaron en apreciarlo.
    Lo cocinaban con orégano, hinojo y comino. El pescado principal era el atún que se conservaba en aceite de oliva.

    Los griegos consumían todas las carnes que hoy conocemos. Las especies que usaban eran: Laurel, tomillo, orégano, retama, salvia, cilantro y malva.
    La leche era de oveja, o de cabra ya que la de vaca apenas si alcanzaba para amamantar a los becerros.

    Utensilios: Los invitados a los banquetes comían apoyados sobre su brazo izquierdo, pudiendo utilizar únicamente los dedos de la mano derecha para tomar los alimentos dispuestos en las bandejas. En estos grandes banquetes la mujer quedaba en un segundo plano, cocinaba pero jamás participaba de ellos.
    Las grandes piezas de pan eran cocidas en planchas de hierro y fuego a leña.

    Desarrollo técnico: La cocina griega es la madre de la cocina de Occidente. Los primeros cocineros griegos fueron panaderos. Tenían una diosa a la que le ofrendaban los panes recién horneados, frutos, miel y la lana hilada: Deméter.
    Y a su vez Baco era el dios del vino.

    El aceite de oliva: el de primer prensado se utilizaba para comer, el de segundo para el cuerpo y el de tercera prensada para alumbrar.
    El olivo tarda 16 años en dar fruto y otros 40 en alcanzar su plena madurez.
    La cocina griega aporta al mundo la entrada de carne de cerdo, los asados y los guisos a base de hierbas aromáticas.
    Los siete legendarios cocineros fueron: Egis, Nereo, Chariades, Lampria, Apctonete, Euthyno y Ariston.

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  5. PUEBLO ROMANO

    Los romanos fueron un pueblo que se dedicaron intensamente a la agricultura y al comercio, crearon una impresionante red de comunicaciones, las famosas calzadas romanas, que unían las diferentes provincias. En este intensivo comercio los alimentos tuvieron un papel muy importante, fueron uno de los grandes introductores y difusores de productos de una zona a otra de su imperio. Se podría estudiar la ruta del vino, del vinagre, del garum, de los cereales, de los embutidos, de las pasas y de las ciruelas secas, de las especias o del aceite e iríamos de un puerto a otro, de una provincia al mercado de otra. Pero además, introdujeron muchos árboles frutales y muchas plantas. Es en su tiempo que se extendieron las variedades de manzana por toda Europa y que empezaron a cultivarse los cerezos, los albaricoqueros, los melocotoneros, las granadas, muchas variedades de lechugas y de calabazas. También introdujeron entre otros los melones y las sandías procedentes de África. La lista es muy larga y muchos de los productos que ellos introdujeron, la cultura popular lo desconoce y hace responsables a los árabes, que vinieron unos cuantos años más tarde.

    La cocina de los romanos evolucionó al mismo tiempo que crecía su territorio y su riqueza, su cocina se fue volviendo muy elaborada y opulenta. En tiempo de los romanos, como en cualquier época, existía una enorme desigualdad, los ricos comían bien y exquisiteces, los pobres, mucho pan, gachas, queso, aceitunas y poca carne. También hay, como en todas las épocas, los que comen de una forma determinada, sería el caso de los atletas, los gladiadores o los legionarios romanos, que cada uno tomaba una dieta específica para su actividad.

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  6. En Roma, en la época de Julio César, se repartía pan cada día para todos los habitantes. Juvenal, un poeta satírico, hizo famosa la frase de panem et circenses, pan y circo, como sinónimo de tener al pueblo distraído y saciado. El estado hacía reparto de alimentos gratuitos o a muy bajo precio, manteniendo así a la plebe contenta y tranquila. Esto significaba tener controlado el mercado del trigo, producto básico del que tenían que asegurar su distribución. Hay que pensar que Roma, en aquel momento, tenía alrededor de medio millón de habitantes. Las familias pobres que no eran esclavos, recibían cada mes su parte de trigo y aceite, y en algunas ocasiones también se les daba vino. Los médicos romanos, herederos de los griegos y egipcios, valoraban la alimentación como fuente de salud. Uno de ellos es Celso escribió ocho libros de medicina. Consideraba que en cada estación conviene comer unos alimentos u otros, pero sus comentarios eran muy precisos. Si se está muy cansado por un gran sobreesfuerzo antes de comer, era mejor pasear un poco y después bañarse, aunque no era conveniente que el agua estuviera muy caliente; después, lo mejor era irse a dormir sin comer. Pero si aún se tenía hambre, se podían comer alimentos húmedos y beber agua no demasiado fría. También recomendaba que si se había comido o bebido mucho, resultaba más sano vomitar antes de ir a dormir.
    GASTRONOMÍA ROMANA
    Cambió a través de la larga duración (más de un milenio) de su antigua civilización. Sus hábitos se vieron influenciados por la cultura griega, los cambios políticos de monarquía a república, y de ahí a imperio, y la enorme expansión de éste último, que trajo muchos hábitos culinarios nuevos y técnicas de cocina de las provincias. Al principio, las diferencias entre las clases sociales no eran tan significativas, pero la distancia entre ellas creció junto con el imperio.

    COMIDAS
    Tradicionalmente, en la mañana se servía un desayuno, el ientáculum, al mediodía un pequeño almuerzo, y al atardecer la comida principal del día, la cena. Debido a la influencia de los hábitos griegos y el aumento en la importación y consumo de alimentos foráneos, la cena aumentó su tamaño y diversidad y fue consumida después de mediodía. La vesperna, una cena ligera al atardecer, fue abandonada, un segundo desayuno se introdujo al mediodía, el prándium.
    Debido a que correspondía mejor con el ritmo diario de labores manuales, la clase baja de la sociedad conservó la vieja rutina de ientáculum, almuerzo pequeño y cena tarde, pero las clases más altas adoptaron el siguiente esquema:

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  7. IENTÁCULUM
    Originalmente estaba compuesto de barras planas y redondas hechas de farro (un grano de cereal emparentado al trigo) con algo de sal; en las clases altas también había huevos, queso y miel, así como leche y fruta. En el período imperial, alrededor del comienzo de la Era Cristiana, el pan de trigo se introdujo y con tiempo más productos horneados reemplazaron al pan de farro. El pan era a veces humedecido con vino e ingerido con aceitunas, queso, galletas o uvas.
    PRÁNDIUM
    Este almuerzo era más rico y consistía en su mayoría de las sobras de la cena del día anterior.
    CENA
    Entre los miembros de las clases altas, quienes no hacían trabajos manuales, se hizo costumbre el hacer todas las obligaciones de negocios en la mañana. Después del prandium, las últimas responsabilidades se completaban y se hacía una visita a los baños. Alrededor de las 3 de la tarde, comenzaba la cena, a veces prolongándose hasta muy entrada la noche, especialmente si había invitados, y comúnmente le seguía un comissatio (una ronda de bebidas alcohólicas).
    Especialmente en el período de los reyes y la república temprana, pero también en otros tiempos (para las clases trabajadoras), la cena consistía esencialmente de un tipo de gachas, las puls. El tipo más simple estaba hecho con farro, agua, sal y grasa. El tipo más sofisticado era hecho con aceite de oliva, acompañado con verduras cuando era posible. Las clases más ricas comían su puls con huevos, queso y miel, y ocasionalmente, carne y pescado.
    En el transcurso del período de la república, la cena se dividió en dos platillos, uno fuerte y un postre con fruta y mariscos (como los camarones). Al finalizar la república, era común que la comida se sirviera en tres partes: la entrada (gustatio), el plato fuerte (prímae ménsae) y el postre (secúndae ménsae).

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  8. En Roma las gallinas pertenecen a lo que denominaban rebaño celeste, nombre que lo mismo era aplicado a la aves, domesticas y salvajes; la gallina llena los corrales junto con ocas, pichones y pavo pavorreales.
    En las sátiras de Horacio, la llegada de un invitado a una hacienda romana hace que su dueño sacrifique un polo, una gallina o un cabrito de su granja, rompiendo la frugalidad cotidiana en honor al recién llegado. Este festín doméstico es superior a las compras costosas y ostentosas que se realizan fuera de la hacienda.

    LUCULO
    Fue un político y militar romano, de la familia plebeya de los Licinii. Fue cónsul en el 151 a. C., el primero de su familia.1
    Probablemente hijo del edil curul del año 202 a. C. Lucius Licinius Lucullus, padre de Lucio Licinio Lúculo, pretor en el 104 a. C. y general en la Segunda Guerra Servil, y abuelo del famoso general Lucio Licinio Luculo, cónsul en el 74 a. C. y de Marco Terencio Varrón Lúculo, cónsul en el 73 a. C.
    Después de haber desarrollado varias magistraturas fue nombrado cónsul en el año 151 a. C. junto con Aulo Postumio Albino y fue enviado a Hispania para sustituir a Marco Claudio Marcelo que ya había concertado la paz de Numancia con la tribu celtibera de los arevacos.
    La guerra contra los celtiberos parece haber sido impopular en Roma, ya que fue difícil reclutar un ejército, y la severidad de Luculo y su colega irritó al pueblo e incluso a los tribunos, hasta que estos ordenaron la detención de los cónsules y los hicieron encarcelar; el conflicto se acabó con la intervención del joven Escipión Emiliano, el cual ofreció sus servicios e hizo revivir el espíritu militar entre los romanos.2
    Antes de su llegada a Hispania, Marcelo ya había acabado la guerra y todas las tribus sublevadas se habían sometido. El nuevo cónsul, decidió atacar a los vacceos, según Apiano por puro interés, sin el aval del Senado romano y sin que los vacceos hubieran dado motivos para la guerra. Atravesó el Tajo y obligó al oppidum de Cauca, donde sospechaba que acumulaba grandes riquezas, a capitular bajo falsas promesas de piedad, masacrando después a gran parte de la población (en un número estimado de 20.000); esclavizando a los supervivientes.
    A partir de aquí, Lúculo avanzó hasta el corazón del país, cruzó el Duero, y puso sitio a la fortaleza vaccea de Intercatia, que durante un tiempo resistió el cerco romano, pero fue finalmente inducida a presentar, en condiciones favorables garantizadas por Escipión Emiliano, para la retirada de los romanos. Lúculo obtuvo de esta ciudad la cantidad de 10.000 sagos pero nada de plata.
    Un ataque posterior contra Palantia fue rechazado, y finalmente, carecido de provisiones, Lúculo•tuvo que retirarse presionado por los vacceos y volvió a cruzar el Duero, estableciendo sus cuarteles de invierno al sur de la península. Aunque la expedición contra los vacceos no tenía autorización, no fue juzgado por el Senado y Lúculo continuó en Hispania, con el rango de procónsul.3
    Pasó el invierno en Turdetania y la primavera del año 150 a. C. entró al territorio de los lusos junto con Sulpicio Galba con él que compartió, según el relato de Apiano, los actos de crueldad y traición que se hicieron contra el pueblo de los lusitanos; aún así fue más afortunado que Galba puesto que no fue juzgado a su regreso a Roma.4
    Durante este periodo Lúculo va a amasar una pequeña fortuna a pesar de que la guerra contra los vacceos no fue muy productiva y con parte del dinero recogido construyó un templo a la buena fortuna (Felicitas); para la consagración pidió a Lucio Mummio unas estatuas que este había traído de Corinto y cuando estuvo consagrado se negó a devolverlas alegando que habían sido consagradas a la diosa.

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  9. APICIO
    Marco Gavio Apicio , fue un gastrónomo romano del siglo I d. C., supuesto autor del libro De re coquinaria, que constituye una fuente para conocer la gastronomía en el mundo romano. Vivió durante los reinados de los emperadores Augusto y Tiberio. Casó a una de sus hijas con Lucio Elio Sejano.
    Apicio era conocido sobre todo por sus excentricidades y una enorme fortuna personal que dilapidó en su afán por hacerse con los más refinados alimentos, elaborados en complicadas recetas, algunas atribuidas a él, como el foie gras obtenido del hígado de gansos alimentados con higos. Su desmedido epicureísmo le granjeó la antipatía de los estóicos contemporáneos suyos como Séneca o Plinio el Viejo. Se desconoce con exactitud la fecha de su muerte, probablemente acaecida en los años finales del imperio de Tiberio. La tradición dice que se suicidó envenenándose al asumir que su estilo de vida lo había arruinado completamente.
    Apicio no fue, sin embargo, el primer autor del mundo clásico que dedicó una especial atención a la gastronomía pues sabemos que en Grecia numerosos autores dedicaron a este género varios tratados antes que él. La obra De re coquinaria que ha llegado hasta nuestros días procede de un manuscrito del siglo V y está lejos de ser la obra original escrita por Apicio (si es que fue realmente su autor). Numerosas variantes del latín utilizado en los diferentes capítulos, incongruencias cronológicas en el lenguaje y partes inexistentes (pero que aparecen indicadas en el Indice -el libro VI es un buen ejemplo de ello-) hacen pensar en la recopilación y en los añadidos sucesivos que la obra de Apicio ha vivido a lo largo de los siglos.
    De esta manera, y según los análisis realizados, los documentos llegados hasta nosotros podrían datarse a principios del siglo V de nuestra era y son el resultado de añadidos sucesivos. La primera edición impresa de De re coquinaria se realizó en Milán en 1498, edición de Guillaume Le Signerre (hay una edición editada por Bernardino de Venecia que carece de fecha). A esa edición príncipe le han sucedido numerosas por toda Europa.

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  10. El Renacimiento

    El Renacimiento en muchos aspectos fue una época de cambio, la alimentación constituía una monótona continuación de la Edad Media. Los suministros alimenticios eran precarios, la posibilidad de morir de inanición era alta y la probabilidad de una debilidad permanente a causa de una alimentación deficiente era una amenaza omnipresente.
    La alimentación se componía sobre todo de farináceos: trigo, cebada, centeno, avena y mijo. La comida más común estaba compuesta por trozos de pan que flotaban sobre una clara sopa de verduras. Raramente se comía carne fresca. A causa de la especial dedicación a los cereales y debido a la dificultad de mantener vivo el ganado durante el invierno el número de cabezas era pequeño. Solamente en las ciudades más grandes era posible encontrar carniceros y aún así no siempre tenían provisiones y sus precios eran elevados. La leche, la mantequilla y los quesos curados eran también muy caros.
    Los huevos y algún ave ocasional proporcionaban variedad a la mesa en el campo. A causa de los elevados costes del proceso de salazón solía ser más conveniente enviar un cerdo al señor de la ciudad o de la localidad, como pago, que comérselo. Los grandes propietarios protegían celosamente la caza. Cerca de la costa se podía conseguir pescado fresco, en los ríos y lagos se practicaba la pesca, pero los derechos pesqueros quedaban restringidos a los grandes señores ribereños y gran parte de la pesca iba a parar al mercado, a los monasterios o a las casas nobiliarias. Había una gran diferencia entre la casa señorial y el campo circundante y entre el campo en su totalidad y las ciudades. Los empleados de una casa noble podían comer carne todos los días; el ama de una casa burguesa próspera podía incluso utilizar azúcar de Sicilia como edulcorante; los huertos monásticos bien cuidados producían espárragos, alcachofas y melones.
    La segunda parte de la comida la componían doce platos dulces de distintas clases: tortas, mazapanes y pasteles adornados, empapados con hipocas (vino aderezado con azúcar, canela y otras especies).



    Con que se come.

    Gracias a esa cocina italiana desmesurada se introdujo el uso del tenedor desde Venecia, así como el de las copas de cristal procedentes de Murano.
    Los primeros utensilios fueron los cuchillos: al principio eran de sílex, luego de hueso, concha, piedra, etc. A finales del siglo XV aparecieron los cuchillos de mesa y las navajas. Enrique de Villena, en su Arte cisoria, de 1433, habla de unos tenedores o brocas que tenían dos o tres púas. Su uso en la mesa lo introdujo en el siglo XVII Felipe III. Al principio, los cuchillos eran puntiagudos, pero en el siglo XVII se redondearon para evitar que los comensales los utilizaran de mondadientes.
    Antes de extenderse su uso, en el medievo, los alimentos se ponían sobre una porción de pan. Al terminar la comida, ésta se llevaba de nuevo a la cocina para que la comieran los siervos o para dárselas a los pobres. Los platos individuales se introdujeron en la corte francesa del rey Francisco I, en el siglo XVI.

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  11. Cocina Griega
    sábado, 2 de junio de 2012Gastronomía de Grecia


    Gastronomía de Grecia
    La gastronomía de Grecia es la cocina y las artes culinarias practicadas por los habitantes de Grecia. Dada la geografía y la historia de Grecia, el estilo de cocina es típicamente mediterráneo, con técnicas e ingredientes compartidos con Italia, la cocina de Oriente Medio y las gastronomías procedentes de los Balcanes. Los orígenes de los preparados hoy en día difieren lógicamente de la alimentación en la Grecia Antigua.

    La cocina de la Grecia continental, en particular del norte del país como en Macedonia, es muy distinta a la gastronomía de las islas.

    Platos famosos
    El más conocido de los platos de la gastronomía griega es la musaca (moussaka), que consiste en una especie de lasaña en la que se emplean berenjenas en lugar de pasta para la separación de las capas. Se considera que la moussaka es el antecedente de la lasaña.

    El gyros es muy conocido y consiste en carne asada verticalmente en un horno, se sirve con salsa (a menudo tzatziki) y acompañado decorativamente con tomate y cebolla sobre un pan de pita. El gyros es un plato muy popular de comida rápida. El pastitsio.

    De origen moderno y debidos a la influencia angloestadounidense es común en los locales de comida rápida de Grecia la venta de emparedados llamados chips constituidos por salchichas hervidas o fritas, tiras de papas y generosamente adobados con diversas variedades de salsas para mojar.


    Los 7 legendarios cocineros griegos
    La cocina griega de la época clásica sentó las bases de la cocina occidental. De acuerdo a la mitología, fueron siete los legendarios cocineros griegos los que cimentaron la Cocina Griega.

    Los siete cocineros legendarios que pasaran a la historia son:
    1. Egis de Rodas, el único cocinero que sabía cómo cocer a la perfección el pescado.

    2. Nereo de Chios, cocinero inventor del caldo de congrio, caldo "digno de ser ofrecido a los dioses".

    3. Chariades de Atenas, el cocinero que nadie supero en la materia que tratamos.

    4. Lampria, inventor de la salsa negra.

    5. Apctonete, creador del embutido.

    6. Euthyno, el cocinero especialista en las lentejas, la legumbre base del griego de la época.

    7. Ariston, el maestro de los maestros, que inventó gran cantidad de guisados y la cocina de evaporación.

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